Efectos perversos de la nueva Ley de Vivienda

Efectos perversos de la nueva Ley de Vivienda

La Ley de Vivienda lleva en vigor desde mayo del 2023. Nació con polémica y sigue levantando ampollas y, por ahora, ha traído más incertidumbre que certezas tanto a los inquilinos como a los pequeños y grandes propietarios.

Una breve referencia a las medidas que introdujo:

  • Tope a la actualización de las rentas del alquiler.
  • Información mínima en operaciones de compra y alquiler de vivienda.
  • Prórrogas extraordinarias de los contratos de alquiler para vulnerables.
  • Recargo en el IBI a las viviendas vacías.
  • Medidas relativas al régimen de vivienda protegida o ‘incentivada’.
  • Pago por medios electrónicos.
  • Figura del gran tenedor de viviendas.
  • Gastos de honorarios de gestión inmobiliaria exclusivamente a cargo del arrendador
  • Cambios en los desahucios, ejecuciones hipotecarias y subasta de inmuebles.
  • Medidas pendientes de activación, sujetas a la declaración de zonas de mercado residencial tensionado.
  • Cambios en las deducciones fiscales para los arrendadores

Los efectos que hasta ahora ha tenido la nueva Ley se resumen en:

  • Una reducción de la oferta en el mercado de alquiler
  • Mayor selección por parte de los propietarios a la hora de elegir inquilinos (familias, discapacitados,….) para reducir las complicaciones en caso de impago.
  • Aumento de opciones distintas al arrendamiento tradicional, como el alquiler de temporada
  • Precios al alza

Los vaticinios se van cumpliendo y ponen de manifiesto que los propietarios, lejos de ser el problema son una parte muy relevante de la solución.

 

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