29 Ene Efectos perversos de la nueva Ley de Vivienda
La Ley de Vivienda lleva en vigor desde mayo del 2023. Nació con polémica y sigue levantando ampollas y, por ahora, ha traído más incertidumbre que certezas tanto a los inquilinos como a los pequeños y grandes propietarios.
Una breve referencia a las medidas que introdujo:
- Tope a la actualización de las rentas del alquiler.
- Información mínima en operaciones de compra y alquiler de vivienda.
- Prórrogas extraordinarias de los contratos de alquiler para vulnerables.
- Recargo en el IBI a las viviendas vacías.
- Medidas relativas al régimen de vivienda protegida o ‘incentivada’.
- Pago por medios electrónicos.
- Figura del gran tenedor de viviendas.
- Gastos de honorarios de gestión inmobiliaria exclusivamente a cargo del arrendador
- Cambios en los desahucios, ejecuciones hipotecarias y subasta de inmuebles.
- Medidas pendientes de activación, sujetas a la declaración de zonas de mercado residencial tensionado.
- Cambios en las deducciones fiscales para los arrendadores
Los efectos que hasta ahora ha tenido la nueva Ley se resumen en:
- Una reducción de la oferta en el mercado de alquiler
- Mayor selección por parte de los propietarios a la hora de elegir inquilinos (familias, discapacitados,….) para reducir las complicaciones en caso de impago.
- Aumento de opciones distintas al arrendamiento tradicional, como el alquiler de temporada
- Precios al alza
Los vaticinios se van cumpliendo y ponen de manifiesto que los propietarios, lejos de ser el problema son una parte muy relevante de la solución.
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